Ese momento en que sentís cosas distintas, diferentes
pero mezcladas entre sí. No sabes el porqué pero por algo están. Dos
sentimientos en uno. Por un lado te sentís orgullosa de haber soltado a esa
persona por la que estuviste tanto tiempo presa, pero por otro lado te queda
ese sabor amargo de sentir que renunciaste, que te rendiste, que te diste por
vencida.
A veces lo que sentimos no es lo que verdaderamente es,
sentir que te rendiste no siempre significa que te diste por vencida. Haberlo
dejado de lado te vuelve heroína, no derrotada. Es una victoria propia, una
lucha interna. Le ganaste a ese amor destructivo que ahora se volvió
descartable. Lo usaste un rato y por fin ahora podes tirarlo.
Una parte tuya se fue, esa dependencia por otra persona
desaparece. Te estás dejando ser, lo estas dejando ir. No es abandono, no es
renuncia, es algo nuevo. Una parte se va, pero otra nueva crece y todo nuevo
comienzo viene lleno de expectativas, ilusiones y quizás cosas mejores…
Me encanta el texto y me encanta la foto(; Tienes toda la razón(; Me pasaba por aquí para dejar mi blog http://vivalaleydeltemor.blogspot.com para que os paseis por el y si os gusta os hagais seguidores :D Yo tambien me hago del vuestro ;)
ResponderEliminarBesos!!